Viajes chapuceros y lugares espantosos (Ramón Paso)

Viajes chapuceros y lugares espantosos (Ramón Paso)

Hay gente que para escapar de una realidad aburrida, frívola o terrible se dedica a viajar. Yo no tengo tiempo ni ganas, así que me decido por la lectura, pero, como se acerca el veranito, y en verano ya sabemos todos que hay que viajar, me lancé a leer Viajes chapuceros y lugares espantosos de Enrique Gallud Jardiel, que me cubría ambas necesidades: viajes y lectura. Enrique, además de un señor que lo sabe todo y que ha escrito sobre todo, es un maestro del humor. Su libro, que es delicado e inteligente, consigue una cosa maravillosa que es reunir erudición, humildad, pasión y muchísima risa en sólo 173 páginas (casi todas ellas escritas hasta el final, eso sí). Enrique, con su humor sensible y amable, funciona como el disolvente máximo de la tontería y la maldad, y por ello, se dedica, entre otras muchas cosas (Enrique todo lo puede y todo lo hace… por mucho menos, otros han fundado religiones), a la parodia, y aquí está su parodia a los libros de viajes.

Este cuidado volumen – hay que ser muy mala persona para no cuidar los volúmenes – editado por Glyphos publicaciones aborda con descacharrante humor, desde un frustrado viaje de retorno de Odiseo hasta un compendio de anécdotas de mentirijilla, pasando por un graciosísimo poema sobre el Judío errante, una hilarante descripción de lugares exóticos aunque cochambrosos (Samarcanda, Katmandú o Jerez de la Frontera) o una desopilante reconstrucción del diario de viajes de Pier Paolo Passolini.

En definitiva, un libro ingenioso, divertido y que enseña casi sin querer. Lo he pasado en grande, como siempre que leo a Enrique, y, encima, en la portada sale un hipopótamo. ¿Se puede pedir más?