De nuevo un texto de Enrique Gallud Jardiel que, como siempre, nos interesa, nos sorprende y nos hace sonreír e incluso reír. Y precisamente lo hace desde el intento y la consecución de la desmitificación, desde el humor como resultado de la misma y entendido como respuesta lógica dentro del absurdo donde es difícil encontrar respuesta, y porque siempre el humor tiene la virtud en él de hacernos ver las cosas por el anverso y por el reverso.
Y paradójicamente con su lectura vamos a comprender más al viajero, al ser que aparece desmitificado y enfrentado con su verdadero viaje.
Como afirma el mismo autor, el libro es una revisión de los lugares que supuestamente ellos, los viajeros, dijeron que habían encontrado con la intención de descubrir el lado oculto y también cómico de la literatura de viajes. Siempre, no obstante, desde el conocimiento, que no se oculta, se abordan esos espacios imaginarios o reales, visitados o no, por un lector que queda absolutamente asombrado ante la apabullante prolijidad de detalles, de datos curiosos y de información atractiva.
Con estos Viajes chapuceros y lugares espantosos por una parte se rompe el tópico del aventurero de salón y por otra se pone en tela de juicio e incluso se ironiza sobre el desplazamiento, tan en boga actualmente, de un lugar a otro sin sentido.
Sin duda estamos de nuevo ante ese humor irónico sin agresión, inteligente, enemigo del tópico, lírico y en el fondo lleno de ternura.
Bienvenida esta nueva obra de Enrique Gallud Jardiel, que, como siempre y poniendo de manifiesto que falta hacen en la actualidad voces como la suya, nos alegra la existencia y nos descubre además una nueva forma de entender el mundo a través de ese humor inteligente tan característico del autor.