Nos tiene muy mal acostumbrados Enrique Gallud Jardiel. Estamos ante uno de los escritores más prolíficos de los últimos tiempos en España, y no exagero. Se pierde fácilmente la cuenta de los libros que ha publicado, en diferentes sellos editoriales, en los últimos tiempos: El arte de hacer de todo, Historia Estúpida de la Literatura, El dicurso insoportable, … vamos un no parar literario…
Si nos dejó una gran novela, no hace apenas ni un mes, con Los Dioses Dormidos, separada de sus trabajos más habituales; vuelve a la temática en esta sátira de humor titulada: “Séneca, Quevedo y otros plastas por el estilo”, recién publicada.
Se trata de un “ejercicio de humor que hace honor a su título”. Como se afirma en las palabras que acompañan a este ensayo, Enrique Gallud Jardiel busca encontrar en la literatura un motivo de disfrute y no una obligación social llena de convenciones; que el lector conozca de primera mano grandes (y supuestas) obras literarias desde el punto de vista más cómico, irónico y entretenido posible.
Este ensayo se concentra en una serie de parodias literarias breves y escritas en verso, en prosa o en forma de diálogos teatrales, forma en la que Gallud Jardiel disfrutó de la lectura en la infancia, tal y como contara en la última presentación de su libro Los Dioses Dormidos. Proviene de una familia con un largo bagaje teatral y eso, libros de teatro, abundaban en su hogar.
Textos rabiosamente cómicos
En “Séneca, Quevedo y otros plastas por el estilo”, el lector podrá encontrar cómo “se le toma el pelo a grandes libros, desde Crimen y castigo hasta las tan populares Cincuenta sombras de Grey”
Considera Gallud Jardiel que “si queremos conocer la literatura anterior a la aparición de los dispositivos móviles, la cosa no puede hacerse sin anestesia previa”. En “Séneca, Quevedo y otros plastas por el estilo” encontraremos la simplificación de textos celebérrimos que para el lector actual resultan complicados y oscuros, obtusos y, sobre todo, muy largos. Ya no queda tiempo para novelones de 600 páginas que hablan de un tiempo alejado de nuestra realidad inmediata y necesitada de otro tipo de estímulos que no sean aburridas descripciones y circunloquios vanos… y menos para leerlas en el móvil.
Como dice Gallud Jardiel, historias “que les parecen muy complicadas a los de nuestra generación, pese a que nuestros bisabuelos y tatarabuelos los entendían perfectamente”.
Así es que, ya saben, si quieren conocer de primera mano el contenido de grandes historias de la literatura, y reírse un buen rato, acudan a las páginas de “Séneca, Quevedo y otros plastas por el estilo”. Además de encontrar Crimen y Castigo, podrán deleitarse con alguna “farsa de cornudos” escrita por Lope de Rueda; o la Historia de la decadencia y caída del Imperio Romano, “un libro del que doscientos años después de su publicación aún no nos hemos podido librar”; o alguna que otra comedia escrita por Lucio Anneo Séneca, brevísima “porque al protagonista lo matan enseguida”.