¿Te vienes? Te llevo (Reseña)

¿Te vienes? Te llevo (Reseña)

Francisco Jesús Frías Luján: ¿Te vienes?… Te llevo, Bubok, 2016. (Reseña)

El título de este libro no puede ser más adecuado. Es sabido que la literatura es la forma más cómoda de viajar a otros lugares —y aún a otros tiempos y a otros mundos—, sin tener que preocuparse de reservas ni equipajes. Sólo que se viaja llevando puestos los ojos de otro. Por eso conviene que el que nos presta su mirada para un trayecto que acaba siendo nuestro mire las cosas que nosotros hubiéramos mirado y se interese por lo que a nosotros nos interesa. El autor nos lleva, como nos promete, a muchos sitios y sabe en lo que hay que fijarse, cosa que el lector debe agradecerle.

En realidad los sitios están ahí desde hace mucho tiempo, pero, a la vez, son distintos a cada momento. Abarcar todos estos instantes del tiempo es imposible. Hay que elegir. Frías Lujan elige una emoción, un detalle, un recuerdo de cada uno de los lugares que en este libro de viajes sui generis se mencionan. En lugar de contarnos prolijamente muchas cosas que ya sabemos o intuimos, elige acertadamente contarnos aquello que ignoramos. Nos traslada instantáneas muy bien enfocadas de cada lugar que visita, pero lo hace usando un filtro personalísimo. El resultado es muy satisfactorio. Nos acerca a Estambul o a Nueva York, haciéndonos sentir como si siempre hubiéramos vivido allí y descubriéramos de pronto y con alegría algo nuevo e insólito que se nos había pasado por alto o, por el contrario, nos muestra que Soria o Salamanca guardan aún muchos secretos por descubrir y pueden ser lugares de lo más exótico, dependiendo de la percepción del viajero.

Variedad, profundidad y excelente prosa son buena combinación. Aun cuando al lector pueda no interesarle el género de viajes, las reflexiones de un escritor original siempre acaban por ser interesantes y dignas de atención. Eso sucede con este libro, que nos dice que muchos viajes se pueden emprender como una huida y que nos enseña también que no se puede huir de lo que somos y que al final volveremos a nuestros orígenes, pues la vida —las vidas— son un eterno retorno de aprendizaje, que nos hace más sabios tras cada vuelta.