Fernando Belottini: La venganza del Pulga, Ápeiron Ediciones, Madrid, 2023, 76 págs.
Aunque quizá los puristas objeten, la literatura de género acaba siendo muchas veces de las más satisfactorias y la que más cumple siempre lo esperado. Este libro es uno de estos casos, un cuidado ejemplo de novela de intriga, muy correctamente estructurada y que es obvio que responder al plan original de su autor.
Belottini tiene una trayectoria literaria muy interesante. Este escritor sanjorgense asentado en la provincia de Entre Ríos ha publicado varias colecciones de relatos y también teatro y poesía. Ha sido galardonado en diversas ocasiones, sus textos han llegado a las antologías y tiene también presencia en el mundo digital. Aquí ofrece una novela corta de interesante trama y esmerada elaboración, cuya trama no desvelaremos en absoluto para mantener el misterio.
El argumento se adecua perfectamente a las dimensiones. La obra se divide en tres partes, la primera de las cuales es una declaración escrita de lo sucedido, en un perfectamente mimetizado lenguaje burocrático —rebuscado y leguleyo— en la cual se pone al lector en antecedentes de lo que precisa saber. El resto del libro, empero, muestra una gran claridad narrativa: los párrafos se suceden con fluidez, los diálogos son certeros y pertinentes y la la historia se va desarrollando sin retrasos ni altibajos. La obra se lee con mucho agrado y facilidad.
La impresión que transmite es la de una narración muy bien pensada, largamente trabajada en la mente del autor y luego escrita «de un tirón», por decirlo coloquialmente, sin atascos, sin correcciones, sin rebuscamientos estilísticos, sino con una soltura y consiguiendo una claridad expositiva que es muy de agradecer.
Por su ambientación, no puede dejar de contener gran cantidad de localismos que, si por una parte dan sabor y encanto al relato, pueden distanciar un poco. Expresiones como ‘iban hacia el pool’ o ‘¿qué cornos hacer’ pueden parecerles extrañas a los lectores hispanos de o de otros países.
La historia de Raúl Paz —el protagonista— resulta interesante: a medida que leemos, queremos saber más de lo que le sucede. El propósito estético de una novela de este género se consigue plenamente.