En realidad no se trata de la Casa de la sidra que aparece en una novela de John Irving (The Cider House Rules) y una película de Lasse Hallsytröm de 1999, ambientada en la América de la Gran Depresión. Hablamos del orfanato de St. Cloud’s, en el estado de Maine, donde crece el protagonista de la historia y donde adquiere una peculiar ética en relación con el dolor humano.
En el hospital del orfanato, el doctor Wilbur Larch no sólo ayuda en partos sino que también efectúa abortos a las mujeres que lo necesitan. La historia trata de determinismo y de libre albedrío y la legalidad moral del aborto se cuestiona hasta que una de las trabajadoras negras que recogen manzanas es violada por su padre y queda embarazada. Entonces todo cobra perspectiva. La película se convierte en un claro alegato pro-abortista y el hospital simboliza un lugar progresista. Fuera de él sólo hay un mundo caótico y hombres indiferentes hacia los sufrimientos de sus semejantes.
Además, el hospital representa un lugar ilustrado, de conocimiento, por contraposición a la Casa de la sidra, que tiene una reglas escritas junto a la puerta para los que viven en ella durante la recolección de manzanas. Sin embargo, los trabajadores son analfabetos y no son capaces de entender las reglas que les harían vivir más dignamente.
El orfanato es el sitio al que siempre se regresa. El joven Homer Wells es adoptado tres veces y devuelto. El mundo exterior no le quiere aceptar y sólo encuentra un hogar en un lugar cuyas normas morales no comparte.