Víctor J. Sanz: Errores comunes de los escritores noveles y cómo evitarlos, Verbum, Madrid, 2017.
Escribir consiste, indudablemente, en poner una palabra detrás de otra, pero el arte (o la técnica) de elegir qué palabra poner es algo mucho más complicado de lo que el neófito piensa. Al contrario de lo que sucede en el terreno de las ciencias, las gentes consideran que si saben escribir una carta o una lista de la lavandería igualmente podrán hacer literatura, con tan sólo añadirle un poco de imaginación o de observación de la vida. Nadie que no sea un ingeniero cualificado diseña un puente en sus ratos libres con la esperanza de que alguien se lo construya, pero muchos escriben una novela confiando en que un editor se la publicará, sin percatarse de que esta última actividad es algo que requiere tanta especialización como la primera. Por eso abundan más las malas novelas que los puentes mal hechos.
La literatura, como todo, debe aprenderse pacientemente con muchas lecturas —buenas lecturas, porque leer a malos autores sólo perjudica el estilo y el juicio sobre la producción propia— y con la práctica continua, acompañadas por un férreo sentido crítico que le impida al autor novel encariñarse en demasía con un producto que está aún lejos de ser perfecto.
En la actualidad proliferan los talleres y los cursos donde se pretende enseñar a escribir. Sin embargo, como dijo acertadamente William Somerset Maugham, para escribir un libro, cualquier libro, hay que respetar tres reglas principalísimas; el problema es que nadie sabe cuáles son esas reglas. Esto es una gran verdad, pues si se estuviera en posesión de las claves para la elaboración de obras inmortales, tendríamos gran número de excelentes escritores y la del libro sería una industria boyante, algo muy lejos de la realidad.
Lo que hace de manera magnífica Víctor J. Sanz en este libro no es enseñar cómo escribir, sino algo muchísimo mejor: enseñar como no escribir. Porque a falta de reglas mágicas e infalibles para el éxito, la mejor opción que nos queda —y la básica y necesaria— es despojar a nuestros textos de todos aquellos errores que lo rebajan y deterioran. Si no podemos afirmar con plena certeza lo que es, definamos lo que no es.
En una lengua clara y precisa, con un planteamiento hábilmente estructurado y un vasto conocimiento del tema, el autor nos conduce por el mundo de la creación literaria y nos va advirtiendo de las trampas que de seguro encontraremos en nuestro camino, proporcionándonos el medio de evitarlas. Pone a nuestra disposición su dilatada experiencia en la corrección de textos y en la enseñanza de comunicación escrita en general.
Es un libro, pues, imprescindible para el que empieza e incluso para los escritores consagrados, ya que advierte de muchos fallos que incluso los más experimentados pueden seguir cometiendo. Ha de recalcarse como mérito indudable la sinceridad del trabajo: trata genuinamente y por entero de lo que dice que trata. Tal especificación es muy necesaria pues en otros ensayos relacionados con las técnicas de escritura lo que encontramos no es sino una repetición de las normas académicas que ya conocemos. Esto no sucede aquí, sino que se nos dan consejos verdaderos y eficaces para escribir.
Los capítulos incluyen directrices para todos los aspectos de la redacción: el planteamiento del tema, los puntos de giro de la trama, los personajes, los diálogos, los principios y finales, etc. Pero no sólo esto: una gran virtud del libro consiste en que el autor conoce bien los problemas a los que se enfrenta el escritor novel y también sus estados de ánimo. Así puede prevenirle de actitudes poco acertadas (como, por ejemplo, ser excesivamente pesimista u optimista en cuanto a la obra producida) y de prácticas desaconsejadas (como dar a leer o a corregir un manuscrito a amigos o personas no cualificadas para hacerlo). Sigue la trayectoria psicológica del escritor novel en todas las etapas de la redacción de un libro y asesora sabiamente para que con el menos esfuerzo se consiga el resultado más óptimo.
Hemos aprendido mucho de este libro y lo recomendamos como esencial para todos los enamorados de las letras.