Vivir en el lugar de trabajo, eso es lo que hacen los tripulantes de la nave espacial «USS Enterprise» (NCC-1701), construida en los Astilleros San Francisco (no la ciudad, sino una estación orbital) en el año 2245 y popularizada por la famosa serie televisiva Star Trek. Mide 288 metros de longitud, 125 de anchura y 72 de altura y se le calcula una masa de 500.000 toneladas.
Su tripulación consta de 450 personas, menos las dos que mueren siempre que bajan a un planeta. No se sabe mucho de su vida social en sus hogares de origen. Llevan una actividad bélica continua que hace pensar en una Federación de Planetas esencialmente militarista y un tanto fascista.
Pese a ser realmente una casa-cuartel no es en absoluto un lugar desagradable. Es limpio, moderno y no carece de espacios de ocio. Sin embargo, sus habitantes parecen sólo trabajar, aunque se nos dice que cada día hay torneos de ajedrez, celebraciones de cuatro o cinco cumpleaños, una comedia escolar y al menos un nacimiento, pues estamos hablando de una tripulación con familias.
La nave tiene 42 cubiertas y literalmente miles de habitáculos individuales, decorados todos de forma minimalista. Las cubiertas 10 y 12 albergan las salas comunes y de entretenimiento. Sus protagonistas se pasan la vida en el puente de mando y en la enfermería. Todos los pasillos y ascensores parecen iguales y a dos tercios de la tripulación nunca tenemos ocasión de verlos, porque están durmiendo.
Las puertas se abren mediante una célula fotoeléctrica que curiosamente se comercializó durante los años en que se rodó la serie original. Lástima que los científicos no han conseguido inventar también sus trasportadores de moléculas.
Para los muy entusiastas existe una página (www.microsiervos.com) que incluye un completo y detallado plano de la nave, cubierta a cubierta.