Descripción
En el año de 1948, Jardiel recopiló en un libro una serie de trabajos cortos pertenecientes a sus volúmenes El libro del convaleciente y Exceso de equipaje. Lo tituló Para leer mientras sube el ascensor, haciendo referencia a la brevedad de los textos y satirizando a la vez lo mucho que tardaban los ascensores en llegar a su destino en aquellos años.
Encontramos aquí una antología preparada por el propio autor de los escritos que fue publicando durante los años veinte en diversas revistas cómicas como Buen Humor o Gutiérrez. Es esta una literatura diferente a la de sus novelas —repletas de ideas y de crítica— y a la de sus obras teatrales —de gran elaboración y cantidad de conflictos—, pues se trata de textos muy claros y directos pero enormemente divertidos. En ellos hallará el lector muchas cosas sorprendentes y conocerá a un Jardiel distinto que sabía llevar su comicidad rabiosa desde el cuento tradicional hasta el refranero, las citas o incluso los programas de festejos de los pueblos españoles.
Muy de destacar en este popurrí cómico que se le ofrece al lector son las aventuras del propio jardiel con el insigne detective Sherlock Holmes, a quien acompaña en alguna de sus pesquisas, así como sus peripecias durante una estancia en Hollywood los años treinta en los que el humorista trabajó para la Fox Films Corporation.
Pero este libro contiene mucho más. Los que lo han leído lo han sabido apreciar y han hecho de esta pequeña antología jardielesca uno de los clásicos indiscutibles de la literatura de humor.