Fue una de las personalidades más activas de la cultura española. Alfonso X de Borgoña, llamado el Sabio, (Toledo, 1221- Sevilla 1284) compaginó el gobierno de Castilla y León con una gran cantidad de actividades artísticas y académicas. Fue autor de obras astronómicas, jurídicas e históricas. Escribió libros sobre temas tan diversos como la mineralogía o los juegos y los deportes. Mostró interés por una amplia gama de temas, adelantándose en dos siglos al ideal renacentista. Se le recuerda principalmente por la fundación de la Escuela de Traductores de Toledo, en cuya sede se reunieron gran número de sabios del momento y donde se vertió a diversos idiomas la mayor parte de las obras del saber antiguo y de su época.
Pero la pasión del monarca fue la poesía y dedicó sus mejores momentos a la elaboración de poemas líricos escritos en galaico-portugués, la lengua poética por excelencia durante el siglo XIII.
Entre sus composiciones poéticas hay que destacar las Cantigas de Santa María. Son 420 poesías de gran elegancia, escritas en forma de zéjel arábigo-andaluz y pensadas para ser interpretadas con música. Sus argumentos suelen describir diversos milagros de la Virgen María, aunque se incluyen loores y oraciones.
El galaico-portugués fue la lengua poética por excelencia durante el siglo XIII. Sin embargo, Alfonso se dedicó a la difusión del castellano. Lo adoptó como lengua oficial, en detrimento del latín, y realizó la primera reforma ortográfica del español.