Descripción
THINK PUBLISHERS, NUEVA DELHI, 1990
Desde la península índica hasta la península ibérica se extiende el gran arco de las lenguas indoeuropeas. La India a un extremo, España y Portugal al otro, aparecen como los dos extremos de una magna construcción en la que se integran compartiendo un mismo hecho lingüístico.
Esta visión geográfica es, sin embargo, ambivalente. Al mismo tiempo que refleja unos comunes cimientos lingüísticos, también refleja un distanciamiento espacial mensurable, cifrado en los ocho mil kilómetros que hay entre España y la India. Distanciamiento que constituye la primera, entre otras varias circunstancias, que han determinado el módico nivel de interacción a lo largo de los siglos en lo cultural, en lo económico y en lo político, entre los dos países.
Pero el signo de los tiempos ha cambiado. Si en el pasado registraba separaciones, hoy día impone los acercamientos. Las distancias geográficas pierden relevancia en un mundo que cada vez se nos vuelve más pequeño y más interdependiente. Se multiplican, correlativamente, los estímulos o, mejor diríamos, las exigencias para una mayor relación entre los pueblos, orientada por los imperativos de solidaridad y de cooperación que cada vez son más evidentes e inevitables.
Donde más visible se está haciendo esta reducción de distancias es en el campo de las comunicaciones. Vivimos una época en que las distancias para la comunicación escrita u oral se achican hasta reducirse a cero. Justamente por estas multiplicadas posibilidades y necesidades de comunicación tienen más trascendencia que nunca las diferencias derivadas de la diversidad entre los distintos idiomas. Salta así con toda su crudeza un hecho: siendo el español y el hindi, dos de las lenguas más habladas en el mundo, todavía no hay un diccionario que las enlace.