Todo el mundo conoce a este gran dramaturgo español, madrileño para más señas, considerado como uno de los más importantes escritores humorísticos españoles. Enrique Jardiel Poncela y su obra Cuatro corazones con freno y marcha atrás es estudiado por muchos alumnos de bachillerato. Un clásico indiscutible. En un principio su obra estaba relacionada con el teatro del absurdo, sin embargo su trabajo evolucionó hacia un humor más intelectual. De todas maneras siempre estuvo alejado de las tendencias de su época. Este hecho provocó un ataque de una gran parte de la crítica de su tiempo, a pesar de su popularidad y éxito de público nunca llegó a ser bien entendido. Siempre tuvo al público en mente, su interés era divertir y su talento de observación de la realidad indiscutible. Murió a los 50 años de cáncer, arruinado y acumulando fracasos empresariales y personales.
Las obras y las novelas de Jardiel Poncela siempre me han gustado y estoy lejos de haber leído toda su bibliografía pero cuando me enteré de que la editorial Biblioteca Nueva editaba una colección de relatos seleccionados por el nieto del autor, Enrique Gallud Jardiel, tuve mucha curiosidad en conocer el material que se había sustraído a los editores de todas la colecciones de obras completas.
Mi colección de obras completas es la de la Editorial AHR de Barcelona del año 1963, pero solo tengo los cuatro primeros tomos y sé que la colección completa consta de dos tomos más, uno de los cuales tiene como descripción Obra inédita. Sin embargo no incluye los 31 relatos de esta colección, desconocidos para el lector actual. El motivo es que en el momento de dar a la imprenta dos tomos recopilatorios de piezas cortas, Jardiel eligió una serie de narraciones y escritos entre cientos que había publicado en diversas revistas durante los años 20 y 30, desechando el resto. Justificó el hecho arguyendo que la calidad de muchos de sus textos de juventud no le satisfacía y que prefería que no figurasen en sus obras completas. Sin embargo, Enrique Gallud Jardiel, creo que con todo el acierto le ha llevado la contraria y nos da a conocer una serie de escritos de juventud, muchos en primera persona, realmente divertidos. Hay gran variedad de temas y estructuras y no están colocados de forma cronológica, pero son bastante homogéneos y considero que es un justo homenaje y un placer para los lectores y no una traición al autor. Lo importante y peculiar no son los temas sino su gran capacidad de crear situaciones chocantes e increíbles en las que se ve envuelto para después llevarlas más allá todavía.
El relato que da título a la recopilación El hombre que iba a casa del dentista es uno de los mejores, aunque tendría que mencionar varios para ser justo con el editor. El humor absurdo nunca pierde actualidad y a pesar del tiempo transcurrido tienen tanta frescura como, pongamos por caso, los hilarantes y actuales artículos de Ángel Sanchidrián.
Los clásicos nunca pasan de moda. Recomiendo esta y cualquiera de las obras y novelas de Jardiel, incluso a personas que no les gusta leer teatro, ya que hay una gran cantidad de obras disponibles en el fondo de RTVE. Era un trabajador incansable y a pesar de morir joven ha dejado una obra ingente. Es de agradecer que, 65 años después de su fallecimiento, todavía podemos leer una novedad.
El buen humor lo acompañó hasta la muerte y en su nicho podemos leer como epitafio una frase suya: “Si buscáis los máximos elogios, moríos.”