Sanguijuelero

Sanguijuelero

Esta palabra define literalmente «a aquella persona que se dedica a coger sanguijuelas, que las vende o las aplica». El oficio al que nos referimos consiste únicamente en su búsqueda y captura, pues la aplicación de sanguijuelas la llevaron a cabo tanto médicos como barberos durante varios siglos.

La cura mediante sanguijuelas se denomina hirudoterapia (del latín irudo, -inis, ‘sanguijuela’) y data de hace 2500 años. Los egipcios fueron los primeros en usar esta cura e Hipócrates la documentó en el siglo V a.C. En la actualidad las sanguijuelas se utilizan para evitar coagulaciones indeseadas en cirugía plástica y reconstructiva.

El sanguijuelero conseguía a los especímenes de la manera más sencilla: caminaba con las piernas desnudas por lagos, ríos o marismas, dejando que los parásitos se le adhirieran a ellas. Luego las recogía en una jarra y las vendía a los doctores. Podía llegar a conseguir unas dos mil sanguijuelas diarias. Cuando su uso se generalizó en Europa no hubo más remedio que comenzar a criarlas y el oficio de sanguijuelero perdió rentabilidad.

Era una tarea altamente ingrata. El recolector se exponía a bacterias que podían causarle pneumonía, gastroenteritis o septicemia. Las heridas que dejaban se infectaban frecuentemente y producían convulsiones, náuseas y vómitos.

¿Sabías que la manera de desprenderlas es aplicándoles calor, como hemos visto en tantas películas? ¿Que no sólo chupaban la sangre, sino que segregaban varias substancias anestésicas y anticoagulantes beneficiosas? ¿Que se suponía que las sanguijuelas podían curar dolores de cabeza, congestiones, obesidad, hemorroides, problemas oculares e incluso enfermedades mentales?