Una de las mujeres más cultas de la Grecia clásica fue Mnesarete, famosa hetaira nacida en Tespias en el 328 a.C. Pero se la conoció como Friné, que significa “sapo”, sobrenombre debido al peculiar color de su piel. Su belleza era mítica.
Fue la amante y musa favorita de Praxíteles, quien la tomó de modelo repetidas veces para esculpir estatuas de Afrodita, la diosa del amor y la hermosura, como la famosa Venus de Cnido. También inspiró al pintor Apeles varios cuadros en los que la deidad aparecía surgiendo de las aguas.
Por rechazar a un personaje influyente que pretendía sus favores fue acusada de impiedad, falta de respeto por las creencias y ritos de Atenas y profanación de los misterios eleúsicos: un grave delito que se solía castigar con la muerte.
El famoso orador Hipérides, su abogado, fue incapaz de convencer a los jueces de la inocencia de su defendida. Como último recurso hizo que la cortesana se despojara de su peplo ante el tribunal y quedase completamente desnuda. Su argumento era que no parecía creíble que fuese impía una mujer que tenía formas de diosa. Además, aunque Friné fuera realmente culpable, no podía acabarse con la vida de una criatura de tal belleza. Tras contemplar el cuerpo de la joven, los jueces la absolvieron de una manera unánime y la dejaron en libertad.