En la década de los 50 las series de vaqueros dominaban la naciente televisión, saturando a una generación con pieles rojas, sheriffs, caballos y salones con pianistas y tahúres, donde todos los días se cruzaban disparos y se rompían mesas en peleas generalizadas.
De todas aquellas series ninguna más celebrada que Bonanza (1958-1974), historia de los Cartwright: un padre viudo (Ben) y sus tres hijos (Adam, Hoss y Joe), poseedores del enorme rancho de «La Ponderosa» (600.000 acres). El programa se caracterizaba por historias dulzonas, sentimentales y familiares, que contrastaban con otras series de más acción: una maniobra dirigida a captar el interés del público femenino.
Este ficticio emplazamiento se encuentra al sur de Virginia City, junto al lago Tahoe, en el estado de Nevada. Sólo se filmaba la parte delantera de la casa (por detrás pasaba una autopista) y aunque la fachada indicaba que la mansión tenía dos pisos, dentro sólo había uno: los interiores se rodaban en Hollywood. Incluso se hacían muchos falsos exteriores con paisajes pintados.
Como es costumbre en la industria cinematográfica norteamericana, con el rancho se hizo un parque temático que funcionó 37 años y que recibía entre mil y dos mil visitantes diarios, la mayor parte de ellos asiáticos, especialmente atraídos por la cultura del cowboy.
Los que conocieron la mítica serie no olvidarán su inicio: un mapa de «La Ponderosa» que comenzaba a arder por el centro mientras se escuchaba el tema musical, permitiendo ver por el agujero a los cuatro Cartwright cabalgando hacia la cámara.