Tres siglos y medio después de que saliera publicada la primera historia de las letras hispánicas, o La literatura española demostrada, desde la época romana hasta finales del siglo XVII, que supuso todo un alarde de erudición y de síntesis que nadie antes que el sevillano Nicolás Antonio se había atrevido a ofrecer, se publica ahora una Historia cómica de la literatura mundial ofrecida como otra síntesis que nadie antes había osado abordar y que se publica, para satisfacción de sus lectores, en forma de pequeño manual «informal» y de compañía que, una vez comenzado, difícilmente puede abandonarse.
El nieto de Jardiel Poncela, filólogo y docente, es quien se plantea un reto no menor que el del sabio Nicolás Antonio porque, dejar por escrito lo que tantas veces hemos pensado u oído sobre nuestros escritores, pero que nadie se había atrevido a divulgar fuera del ámbito de los comentarios orales de clase, o de las tertulias de café donde, lo que aquí se expone, ha sido frecuentemente caldo de cultivo de personajes achispados no siempre entendidos, es un gran desafío. El ensayo humorístico es un género difícil y no siempre comprendido.
Pero no es este el caso. Detrás de las calificaciones jocosas, que acompañan con breves palabras tanto conocidos autores como leídas obras, hay un gran conocimiento del tema y una sabiduría inteligente para evaluar los escritos de modo diferente del académico, aunque no menos acertado y sí mucho más placentero.
Empezando por las viejas literaturas orientales y tres pasar por los clásicos griegos y romanos, el lector se adentra en el medievo europeo y lo lee encantado de constatar que, lo que había pensado muchas veces durante sus lecturas de estudiante, alguien finalmente se atreve a escribirlo de manera informal, es cierto, pero tan inteligente y con tanto conocimiento de causa como las mismas opiniones oídas ex cátedra.
Prosigue con la fragmentación de la Romania, comenta episodios narrados en las literaturas moriscas, románicas, germánicas y eslavas, con sus posteriores consolidaciones y edades de oro. Divertidas calificaciones etiquetan los recuerdos de tantos lances chocantes, situaciones pintorescas y relatos jocosos.
Los tiempos modernos y la época contemporánea incorporan estilos nuevos. Barroquismo y neoclasicismo desembocan en nuevas corrientes de ideologías sociales: rupturas traumáticas y esquizofrenias compulsivas y, más tarde, el realismo mágico que llega de allén de los mares para convivir en tantos escenarios como ofrecen las sociedades multiculturales y que condicionan los escritos más recientes… Todo bañado de comentarios brillantes, breves como un relámpago, pero tan impactantes como sus destellos. Imposible pararse en un Neoclasicismo si a continuación viene un Romanticismo que promete comentarios tan agudos como el que introduce el tema al decir que «este movimiento consistió en un generalizado “estar hasta las narices” del Neoclasicismo».
La satisfacción personal que proporciona la ironía literaria de las lecturas comentadas es la primera causa de interés de la obra, pero no excluye otras vías que pueden encontrar en su lectura el placer que la crítica inteligente siempre proporciona.
Por ejemplo, cuando tanto se habla de «cánones» de lectura personales, aquí, Enrique Gallud ofrece una perfecta síntesis de lo que considera fundamental en literatura universal. La obra es un gran acercamiento para poder encontrar un «canon» con el que congraciarse y poder verificar si «falta» aquella lectura que se desconoce, o quizá aquella otra que no se valoró en su momento y merezca ahora otra consideración. O también si «sobra» aquella narración de moda en su momento pero sin más proyección en la actualidad.
Por extensión, la obra también es muy válida para bibliotecas públicas, para librerías y para actividades culturales como los clubs de lectura o la programación de cursos de extensión cultural. Es un guión fabuloso y simpático de toda la literatura que se estudió durante los bachilleratos de antes y que permanece vigente en el imaginario cultural hispánico y europeo.
Finalmente, rutas literarias posibles pueden contextualizarse con breves noticias de escritores que por su amenidad proporcionan un recurso ágil y seguro en lecturas itinerantes necesariamente breves.
La Literatura española demostrada de Nicolás Antonio tuvo que traducirse del latín porque los estudiantes ya no lo entendían a finales del XVIII, y esta primera síntesis se convirtió así en un clásico de los estudios generales durante siglos. La Historia cómica de la literatura mundial es la nueva síntesis que debería ir a parar a cualquier biblioteca privada, o enfundarse en los bolsillos, buenos compañeros de viaje, para incentivar la lectura de las Literaturas de todas las épocas.