Escritos españoles sobre Gandhi

Escritos españoles sobre Gandhi

Ya en 1930 un famoso periodista español, Adelardo Fernández Arias, más conocido por el sobrenombre de “El duende de la Colegiata”, definió bellamente la figura del Mahatma:

 Gandhi es místico como Buda, profundo como Confucio, caudillo como Moisés, psicólogo como Mahoma, filósofo como Zoroastro, abnegado como Jesús y revolucionario como Lutero. (A través del país que Gandhi despertó, Zeus, Barcelona, 1930, p. 120)

          Lamentablemente, hasta la década de los setenta todo lo que se escribió en la península sobre Mohandas Karamchand Gandhi fue fragmentario y basado, por lo general, en material de segunda mano, tomado de fuentes francesas e inglesas. Estos escritos esporádicos eran de escasa calidad literaria y deficientes como biografías. Sí se dio importancia en ellos a la no-violencia como credo político, con traducciones de autores extranjeros (Romain Rolland, Lanza del Vasto) con énfasis sobre el movimiento de desobediencia civil y sobre la personalidad de Vinobha Bhave. La literatura de viajes no pudo añadir mucho, pues los años de actividad política del Mahatma y de la independencia de la India fueron aquellos en los que las visitas de españoles a la India fueron menos frecuentes.

De los libros escritos en vida de Gandhi sólo puede destacarse en España el trabajo de Juan Guixé Mahatma Gandhi, (1930), aunque es un folleto más que un libro y deficiente en la terminología y aun en los nombres propios (se menciona a “Gokade” en vez de Gokhale y se translitera el término “hindustani” como “indo-satani”). La obra tiene un estilo preciosista y un alto grado de literaturización. Su rasgo más común es su objetivo evidente de presentar a Gandhi bajo un prisma mesiánico. Se recalcan los puntos de contacto de la doctrina del ahimsâ con el primitivo cristianismo y llega a establecerse una comparación directa entre Gandhi y Jesucristo, elevando al primero al nivel de profeta. Sin embargo, un elemento positivo del folleto es que incluye abundancia de extractos muy bien elegidos de los escritos de Gandhi en Young India, que de otra manera hubieran permanecido desconocidos para el público hispano y que ayudaron a entender directamente sus intenciones políticas, independientemente de los propósitos del autor.

El siguiente trabajo escrito por un español es una pequeña biografía elaborada por F. Tarres, aparecida en 1959: Gandhi. Es ésta una obra sin ningún tipo de compromiso y de escasa documentación. La labor de Gandhi en su país está casi ignorada y el folleto se centra en las discriminaciones raciales que hubo de sufrir en Sudáfrica. Se hace hincapié en los elementos exóticos y pintorescos, así como en sus excentricidades.

Durante la década de los sesenta no se escribe nada en España sobre el tema, con la excepción de un breve folleto de Ana Fraga titulado El pensamiento político de Gandhi (1967), de muy escasa calidad y poca difusión. Sí aparecen, en cambio, traducciones al castellano de biografías esenciales de autores extranjeros, como las de Jean Lacroix, Edmond Privat y Otto Wolf entre otros, la mayor parte de ellas centradas en el aspecto político del tema, como, por ejemplo, Las últimas horas de Gandhi, de Stanley Wolpert o Tres asesinatos, de H. S. Hegner, coincidiendo con el interés que despertó en el tema la película Nueve horas de terror (Nine Hours to Rama), del director estadounidense Mark Robson, estrenada en 1963 y que se centraba en la problemática interna y el concernimiento político de Nathuram Godse, descritos durante la víspera del crimen. La aureola de Gandhi de haber sido el mártir de una causa justa llevó a una idealización de su personalidad, como se ve en la siguiente descripción que de él hizo Juan B. Bergúa, conocido mitólogo español, en 1963:

 Aquel hombre admirable en muchos sentidos y mil veces admirable como campeón de la no-violencia. Aquel hombre de costumbres, de vida, de moral, de austeridad perfectas, campeón de la vuelta a los Vedas. (Nota preliminar a El Ramayana, Madrid, 1963, p. 47)

          Ramiro Antonio Calle Capilla escribe en 1970 un libro curioso: Tres grandes místicos hindúes, una obra loable, aunque imperfecta. Su intento era tratar de la espiritualidad india y, para ello, eligió tres personalidades: Ramana Maharshi, al que denomina “místico de la espiritualidad”; Gandhi, el “místico de la política” y Rabindranath Tagore, “místico de la literatura”. Los espacios dedicados a los dos últimos se hallan un tanto forzados al intentar una excesiva idealización de la política y espiritualización de la literatura.

Las sesenta páginas dedicadas a Gandhi, reconocidamente tomadas de fuentes indias (Gandhi, de B. R. Nanda, 1960, y Gandhi, revolución sin violencia, de Ranjee Shahani, 1962) se centran en una descripción extremadamente positiva del personaje. Se eliminan los detalles políticos, no se habla de la situación del país bajo el dominio británico y se prescinde del entorno, hasta el extremo de no mencionarse a Nehru, Patel ni a ninguna otra personalidad del momento. El libro se centra en la formación cultural de Gandhi y en la influencia que sobre él ejercieron los intelectuales europeos, especialmente Tolstoy. Se describen los contactos del Mahatma con Annie Besant y Madame Blavatski, así como su postura ante la teosofía. Se enfatizan sus lecturas de la Biblia y de la Bhagavad Gîtâ. El capítulo dedicado a la descripción de su muerte y las circunstancias que la rodearon es una poetización total, una especie de clímax estilístico, en una lengua totalmente metafórica. En resumen: un libro de agradable lectura pero irregular y evidentemente incompleto.

En 1971 aparece el primer libro español sobre el tema en lengua no castellana: Ahimsa, la no violència de Gandhi, en catalán, por Aurora Díaz-Plaja, siguiendo a algunos artículos que ya se habían publicado antes (“Gandhi, apóstol de la pau” de la mencionada autora, en Patufet, núm. 26 y “La confessió del noi Gandhi”, de M. Bassó, en Cavall Fort, núm. 63).

Es éste un libro dirigido a la juventud en el que se la exhorta a que siga el ejemplo de Gandhi en “su lucha contra los valores establecidos”. Se intenta presentar al Mahatma como líder a seguir por cualquier movimiento pacifista, incluido el fenómeno “hippy” al que particularmente se menciona. El trabajo se halla dividido en dos partes: un recuento de las actividades de Gandhi y una relación de sus ideas sobre algunos temas.

La primera sección es bastante incompleta en cuanto a información para el profano. La actividad política de Gandhi en la India queda resumida en dos únicas páginas, haciéndose énfasis en su actitud frente al problema de las castas, más que en los intentos de conseguir la independencia para el pueblo indio. Hay bastantes citas tomadas de la autobiografía de Gandhi, Mis experimentos con la verdad, y se reiteran los puntos de contacto entre el Mahatma y Martin Luther King.

La segunda parte del libro describe su postura ante diversos temas: la guerra, el colonialismo, la religión, el problema de la mujer, etc. y es de más interesante lectura y de mayor valor informativo. Se mencionan los autores que le influenciaron (Tolstoy, Max Müller, Ruskin, Nietzsche), así como sus otras lecturas preferidas. Se enumeran y explican los votos cuya necesidad preconizaba y que impuso a los residentes de su âshrama de Sabarmati: verdad, no violencia, celibato, control del paladar, honestidad y carencia de posesiones. Se describen los postulados en los que basó su política de no cooperación con el gobierno británico. Se comenta su sincretismo religioso y su preocupación por los problemas que el fanatismo creaba entre sus compatriotas. Cada capítulo es interesante en sí mismo, pero no están adecuadamente integrados ni en un orden lógico, lo que le resta cohesión a la obra.

En ese mismo año apareció en España la versión castellana de Gandhi, de Robert Payne, uno de los libros más logrados, que despertó cierto interés en la península. Téngase en cuenta que los escritos del propio Gandhi eran aún desconocidos en España en su mayoría y que no se traducirían hasta finales de la década. Mucha mayor difusión que el libro de Payne tuvo, lógicamente, la versión española de la obra de Dominique Lapierre y Larry Collins Esta noche, la libertad (Freedom at Midnight), aparecida en 1976 y que presentaba una visión hasta cierto punto realista del movimiento independentista, aunque con una comprensión bastante parcial de la psiquis india y de la personalidad de Gandhi. De cualquier manera, este libro sensacionalista cumplió su función de dar a conocer a una generación posterior lo que había sido la epopeya independentista más grandiosa del siglo.

A partir de este momento se considera a Gandhi en España como figura adecuada para la literatura infantil y juvenil y van a comenzar a aparecer biografías del Mahatma en colecciones de personajes ilustres, en las que se tiende a destacar sus valores humanos, fuera del contexto de su entorno; es decir: se nos presenta a un Gandhi que no fue el producto de su época, sino que podía haber existido en cualquier tiempo, lugar y circunstancia. Estos libros estaban basados en material tomado de fuentes extranjeras y se debían a escritores de oficio, que hacían trabajos de encargo sin un entusiasmo especial por el líder indio.

Buen ejemplo de este tipo de escritos es Gandhi, de Juan Ignacio Herrera, aparecido en 1979. La obra se halla repleta de citas efectistas y su finalidad es declaradamente moralizante, hasta el punto de hablarse de un Código de Moralidad, a cuya elaboración reduce el autor la actividad de Gandhi. La lengua del libro es, además, excesivamente densa para el público al que va dirigido.

Es, sin embargo, en estas fechas, cuando sale a la luz la biografía de Gandhi que consideramos, si no totalmente definitiva, la de mayor calidad de todas las españolas. Se trata de Vida y pensamiento de Mohandas Gandhi de Marisa Martínez Abad. Son doscientas páginas de documentación pertinente y escritas con un estilo hábil, sin pecar de erudito. Hay pocos diálogos y las citas son de extensión reducida, lo cual, unido a un estilo elegante, hace muy agradable su lectura. El libro se compone de muchos capítulos breves y de efecto, donde se explican claramente los conceptos hindúes, y que intentan tocar, aunque sea brevemente, todos los aspectos de interés que pueda tener el tema, haciendo al libro bastante completo.

Hay que indicar que es una biografía en el total sentido de la palabra: el entorno está descrito, aunque secundariamente y el trabajo se concentra en la personalidad, psicología e ideas del protagonista. La autora reconoce como fuentes directas Viaje universal en busca de la verdad, de Eugene Lefreve, A la India, de Raimundo Panikker, y las biografías de Payne y Nanda. La obra se inicia con una introducción a la historia de la India, a la religión y al arte. Contiene el árbol genealógico de los Gandhi desde 1670 y su historia personal, extrapolando al personaje de los conflictos hindú-musulmanes. Se centra en describir positivamente el espiritualismo gandhiano, lo que él denominaba “idealismo práctico” y su efectividad en la vida real. No abusa de ningún elemento, como ocurre en otros trabajos, y tiene un sentido preciso de la medida. Además, incluye facetas que ningún otro biógrafo español menciona (como, por ejemplo, la relación de Gandhi con Gokhale o los comentarios que de él hicieron Churchill y Jorge V). Es, en definitiva, la obra más lograda sobre Gandhi de un escritor español.

Como contraposición al libro que acabamos de comentar tenemos otro, que desciende casi al nivel de libelo difamatorio y que emplea en el título el nombre de Gandhi con el exclusivo objeto de publicitar la obra, puesto que no trata sobre él, sino sobre la India de los años setenta. Nos referimos al titulado La destrucción de Gandhi (1983) de Manuel Leguineche, aparecido poco después del estreno en España del film Gandhi, de Richard Attemborough. Es un libro sensacionalista, escrito en estilo periodístico, en el que el autor nos describe sus experiencias en la India durante los años de Indira Gandhi, de las guerras con China y Pakistán y del gobierno eventual del Janata Party en 1977, presentando una visión fanáticamente negativa del país y de sus gobernantes. Se citan numerosas fuentes británicas, en las que se menciona “la degradación continua de la India” y se hace una burla sistemática del hinduismo y del espiritualismo indio.

Sobre Gandhi se dice muy poco, en analepsis eventuales, y se intenta una completa desmitificación de su figura, a la que se describe como “fakir desnudo”, “caricatura sagrada” y “anacronismo convertido en mito”. Se le presenta como un puritano excesivamente preocupado por el tema sexual y como una persona altamente intransigente: “Con sus hijos fue un padre tiránico, agresivo, cruel e injusto” (p. 193). Se ridiculiza su forma de vestir, de hablar, de comportarse a nivel privado. En cuanto a su quehacer político el autor le presenta como una especie de dictador mesiánico, hasta el extremo de llegar a decir que, en la India de su tiempo, él lo dominaba todo como Dios y Nehru era su profeta. Por lo demás, el desafortunado libro no nos narra quién es ese Gandhi al que tanto se critica ni qué papel desempeñó en el destino de su país.

Desde entonces, los últimos libros aparecidos en España sobre el Mahatma han sido solamente biografías para jóvenes, como Gandhi, el líder del pacifismo (1983) de E. Sotillos o Gandhi (1986) de Juan Antonio García Barquero, ambos libros de índole más general y que describen a la India moderna y a su cultura y filosofía. Son obras que no pretenden adentrarse en las realidades del colonialismo o en los procesos de independencia. No pretenden tampoco ser verdaderas biografías; están estructuradas en capítulos breves, estampas más bien, con abundancia de ilustraciones y sin intención de abarcar toda la vida del Mahatma. Se centran en su perfil humano, en su doctrina de pobreza y austeridad y contienen un bien escogido anecdotario y una adecuada selección de pensamientos suyos, tomados de distintos libros.

Hasta aquí la relación de los escritos españoles sobre Gandhi. En el momento actual el concernimiento hispano por lo indio es escaso. Pero las palabras y las acciones de los idealistas actúan de forma cíclica y el interés por las enseñanzas de Mohandas K. Gandhi volverá a aumentar en un momento u otro, por lo que se realizarán más obras documentales sobre tan peculiar figura. Estas obras serán muy necesarias como pruebas fehacientes de la efectividad del idealismo pues, como dijo Albert Einstein, las nuevas generaciones creerán con dificultad que semejante persona haya podido existir sobre la tierra.